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Chica comiendo saludable y persona en una báscula

Si tienes 50 años, esta es la dieta que tienes que seguir: pierde peso sin recuperarlo

Te proponemos un ejemplo de menú que te podrá ayudar

No es ningún misterio que, a medida que pasan los años, nuestro organismo cambia y se va modificando. Si bien es cierto que se trata de un proceso vital para cualquier ser humano, en el caso de las mujeres es importante prestar atención a algunos detalles.

Y es que cuando llegamos a cierta edad, una de las cosas que más podemos notar es un aumento de peso. Pero ojo, porque esto puede tener una explicación, y como no, también una solución. Por esta razón, a continuación te vamos a mostrar la mejor forma de adelgazar una vez pasados los 50.

La dieta que te podría ayudar a adelgazar si tienes más de 50 años

Cuando una mujer se aproxima a sus 50 años (un poco arriba o un poco abajo) se acerca a un momento vital de su proceso hormonal: la menopausia. En esta situación, lo que debemos esperar es que nuestro organismo empiece a llevar a cabo una serie de 'reajustes'.

Por ello, no debería extrañarnos si empezamos a experimentar determinados síntomas aunque, muy a nuestro pesar, no nos gusten. La redistribución de la grasa corporal, por ejemplo, es uno de los primeros en aparecer.

Muchas mujeres hacen referencia a un aumento de glúteos, muslos y abdomen. Todo esto, como bien podrás deducir, se debe al proceso de la menopausia, el cual implica una baja muy drástica de los estrógenos.

No obstante, existen formas de paliar o minimizar el impacto de estos cambios tan bruscos. De hecho, si queremos controlar nuestro peso corporal, o incluso perder kilos sin preocuparnos de volver a ganarlos, debemos revisar sí o sí nuestra alimentación.

Mujer con calor y abanico y persona subida en una báscula de fondo
A determinada edad, es posible experimentar un aumento de peso | Canva Pro, Hunterframe

A pesar de que tampoco conviene adelgazar demasiado (ya que dejaríamos de producir ciertas hormonas y eso también es malo), debemos asegurarnos de los alimentos que estamos ingiriendo.

Reducir las carnes y aumentar los vegetales, por ejemplo, es una buena opción para comenzar. Sin embargo, si todavía no lo tienes del todo claro, a continuación te proponemos un menú que te puede ayudar a modo de inspiración.

Un menú que puede inspirarte

Ahora que ya hemos visto las razones, causas y explicaciones de todos estos cambios, vamos a hablar de cómo poder combatirlos. Y qué mejor manera de hacerlo que a través de la alimentación. Por esta razón, vamos a mostrarte un menú que podría ayudarte a empezar este proceso.

Se trata de una combinación de platos completamente sanos y naturales. Si hay ingredientes que no te gustan, siempre puedes sustituirlos por otro. Ah, y lo mejor de todo es que a partir de este menú también podrás inspirarte para llevar a cabo muchos otros.

Montaje con una imagen de fondo de varias legumbres en bols, como garbanzos, lentejas y alubias, junto a otra imagen de un plato de lentejas ya cocinado
Incluir legumbres, como por ejemplo las lentejas, es una buena opción | Rimmabondarenko, Alisafarov

Así pues, la idea es distribuir nuestra alimentación diaria en tres comidas principales más dos tentempiés. Para empezar, podemos iniciar nuestro desayuno con un yogur de cabra y un puñado de frutos secos, como por ejemplo almendras. Si eres más de salado, también puedes optar por un café y una tostada de pan integral.

A media mañana podemos tomar una infusión o, en su defecto, un vasito de kéfir. Con este pequeño tentempié, esperaremos a la hora de la comida, la cual elaboraremos a base de dos platos y un postre. En este caso podemos recurrir a las legumbres o la verdura (por ejemplo, lentejas, o espinacas).

De postre, una buena opción sería una pieza de fruta, como la piña o el plátano. No obstante, en algunos casos también sería posible elaborar un único plato, el cual, eso sí, debería estar más completo. Un arroz integral con brócoli, zanahoria, huevo y semillas de sésamo es una excelente alternativa.

La merienda es el segundo tentempié que tenemos para aprovechar. En este caso, a media tarde podemos seguir consumiendo fruta: mandarinas, kiwis, manzanas... existen miles de opciones. De esta forma, llegaremos mucho más ligeros al último plato del día: es decir, la cena.

Al tratarse de la última comida que ingeriremos antes de irnos a dormir, conviene que esta sea más ligera. Para ello, debemos consumir alimentos sencillos, como pollo a la plancha, salmón o incluso alguna sopa. Lo importante es que, a pesar de ser ligera, esté nutricionalmente completa.