Seguro que en más de una ocasión habrás tenido que poner a remojar algunas lentejas antes de cocinarlas. Además, también es probable que cuando lo hayas hecho te hayas percatado de que estas, al remojarlas, empezaban a sacar una especie de espuma.
Pues bien, si hasta ahora tenías dudas sobre el por qué de ello, hoy dejará de ser un misterio. Y es que esta espuma, en realidad, se debe a una causa que la mayoría de personas desconoce, y sin embargo, es importante que se sepa.
El misterio oculto de la espuma de las legumbres: tiene una explicación
Muchas personas piensan que el hecho de remojar las legumbres tiene una finalidad únicamente práctica. Sin embargo, lejos de la realidad, esto no es así. Y es que además de conseguir que se ablanden para poder cocerlas mejor, lo cierto es que hay un motivo más detrás.
En el caso de los garbanzos o las alubias, por ejemplo, existen ciertas ventajas en cuanto a ponerlas a remojo. No obstante, las lentejas son algo más especiales, ya que lo aconsejable es dejarlas en agua al menos 8 o 12 horas antes de ser cocinadas.
Ahora bien, seguro que alguna vez te habrás preguntado la necesidad de hacer esto. En ese caso, te interesará saber que, además de tener ciertas razones culinarias, el hecho de que tengan que estar en remojo también abarca una cuestión nutricional.
Bien, a grandes rasgos te diremos que la espuma que se genera cuando remojamos las legumbres está relacionada con las saponinas. Para quien no lo sepa, las saponinas son antinutrientes que suele estar presente, de forma natural, en las legumbres.
Sin embargo, esto no quiere decir que sea algo positivo, sino más bien todo lo contrario. Esta espuma que sale cuando lavamos las legumbres está vinculada con soluciones jabonosas, ya que contienen glucósidos oleosos y estos son solubles con el agua.
Por lo tanto, de ahí que cuando las pongamos en remojo, nos aparezca esta espuma. Pero lo que es importante destacar de todo esto es que, esas saponinas, no son nada buenas para el organismo: generan un sabor ligeramente amargo y, también, afectan a la absorción del hierro.
De esta forma, si no nos acostumbramos a retirarla de las legumbres, además de que nuestro paladar lo notará, nuestro organismo sufrirá una reducción en cuanto a la absorción de minerales. Por ello, gracias al remojo y la cocción, las saponinas pueden desaparecer casi por completo.
La mejor forma de cocinar las legumbres
Ahora que ya conoces la razón por la cual aparece espuma cuando remojas legumbres, no queremos perder la ocasión de ofrecerte algunos consejos para optimizar al máximo su forma de cocinarlas. Y es que, aunque no lo creas, la preparación es importante.
Así pues, para aprovechar al máximo las propiedades de las legumbres y deshacerte de su espuma, lo primero que tienes que hacer es lavarlas y dejarlas en remojo. Lo ideal es que lo hagas con agua fría, y tal y como hemos dicho anteriormente, las dejes entre 8 y 12 horas.
Una vez remojadas deberías desechar el agua que sobre, pues en ella quedarán restos y sustancias que nada nos importa y benefician. Además, si no lo haces, te expones a padecer más gases y flatulencias (y obviamente no queremos que sea así).
Bien, llegados a este paso es el momento de cocerlas y, para no caer en errores, lo mejor es hacerlo a fuego lento. El tiempo de cocción variará según el tipo de legumbre, pero para que te hagas una idea, las lentejas suelen cocinarse más rápido que los garbanzos, por ejemplo.
Cuando ya creas que están casi listas, puedes hacer una prueba de cocción. Para comprobarlo, puedes coger una y masticarla, así verás si está al punto o no. Sin embargo, cuando ya se hayan cocido, tendrás que dejarlas enfriar y almacenar correctamente (sobre todo si las quieres congelar).